jueves, 1 de marzo de 2007


FRANCISCO RAMOS DORADO
Innumerables son los marochos que, esparcidos por todo el orbe, divulgan el nombre del sencillo rincón que les vio nacer. Son gentes que, orgullosamente, llevan sobre sí el nombre de Encinasola. Un pueblo que empequeñece, pero que, paradójicamente, cada día es más conocido, merced a la constancia y al trabajo de aquellos que, empujados por la ingratitud de sus tierras, tuvieron que decir adiós a la familia, a los amigos y a todo lo que hasta entonces había sido su vida.
Nuestro personaje nos dice que un buen día, siendo niño, recogió unos cuantos libros y, de la mano de sus padres, sin apenas tener conciencia de lo que sucedía, se alejó de su pueblo. Rodeado de gente, acomodado en el asiento de La Estellesa, volvió la vista para ver como se desvanecía en la distancia la alta torre de la iglesia de Encinasola.


Hoy, después de largos años, y convertido en un consagrado artista, recuperamos a Francisco Ramos Dorado. Paco, que es como le llaman sus amigos, es un pintor de primer orden que, ostentosa y agresivamente, hace constar en la cabecera de sus catálogos: Nace en Encinasola.

Por la importancia de su obra, y por su excelente historial, nos habíamos formado la imagen de que Francisco Ramos Dorado es un hombre maduro, sin embargo, cuando abre la puerta de su casa vemos que la madurez de la obra contrasta con la juventud de su autor.

Un breve saludo y, sin darnos cuenta, estamos hablando de Encinasola. Con un callejero del pueblo en sus manos comienza a recordar aquellos lugares que recorrió durante los primeros 7 años de su vida. Aquella calle “a dos niveles por la que iba a la Plaza”, que es como define a la calle de Oliva; la fuente del Rey, “a donde iba a por agua”; los cuadros de Tomás Moreno, colocados en la iglesia; los grupos escolares,... “Tengo fresco en mi recuerdo el plano del pueblo, los juegos, el camino del colegio y mis compañeros de clase... Algunos de ellos viven en el pueblo, como mi amigo José, que era camarero y que aún hoy trabaja como tal en el Hogar del Jubilado, vivía, y vive, cerca de mi casa, en la calle del Fuerte”.

Cuando tratamos de que nos diga cual es la imagen del pueblo que con más insistencia aparece en su recuerdo, le brota una sonrisa y se acentúa el brillo de sus ojos. No duda en decir. “El paisaje, la luz, la limpieza del cielo, la pureza del color... en Encinasola se ven todos los matices muy limpios. Los eucaliptos que había a la entrada del pueblo, eran muy pictóricos. ¡Me acuerdo mucho de ellos...! Desde mi calle se ve la ermita de Roca-Amador con total nitidez, a pesar de estar a 3 ó 4 kilómetros. Todo muy naif. Todos los campitos de olivos, muy limpios. La limpieza de la atmósfera... , allí no hay polución, no hay contaminación”.

Estos recuerdos de luminosidad y nitidez entraron en contacto con el espíritu artístico que tradicionalmente ha caracterizado a los pueblos bañados por el Mediterráneo. Esta simbiosis se percibe en sus pinturas. Sus cuadros combinan la luz y el color, dando lugar a una creación que el propio Paco define como “realista figurativa contemporánea” a lo que abría que añadir, como dice Marina, su esposa, una enorme carga de poesía.

Explica que el arte es una carrera que no tiene meta, que exige una continua progresión, trabajo, perfeccionismo, constancia y evolución “mi pintura ha variado con el paso de los años, ha ido ganando en colorido”.

Ha montado exposiciones de sus obras en Castellón, Segovia, Gerona, Cuenca, Gijón, Alicante, Madrid (Sala de Estampas de la Biblioteca Nacional), Mónaco, Méjico,... y especialmente, en Valencia donde sus óleos, grabados, acuarelas y dibujos han merecido ser expuestos en las prestigiosas salas: Segrelles, Pizarro-8 y Gabernia. Ha participado en InterArt 94 y 95, que es una exposición reservada para artistas de primer orden.

Paco es un joven pintor plagado de premios. Con sólo 18 años obtuvo el Primer Premio del IX Concurso de Pintura. Arte Joven, al que pueden optar artistas de menos de 30 años de edad, y 7 años más tarde vio como llegaba a sus manos el Primer Premio del prestigioso Concurso Nacional “Ignacio Pinazo”. Cuando se le menciona este galardón, Paco no puede reprimir su satisfacción “Es el que más valoro, porque se trata de un premio abierto a todas las edades. En aquellos momentos ya era consciente de lo que suponía conseguirlo. Fue un espaldarazo a mi carrera. Es un premio forjado con mi trabajo...”

Imposible es reflejar en estas páginas la totalidad de sus más de 40 premios y distinciones, pero no nos resistimos a dejar constancia de que entre ellos se encuentran:
  • Premio Especial de todas las categorías en el XVII Certamen de Arte. Fase Nacional. (1975).
  • Primer Premio de la Dirección General del Patrimonio (1977).
  • Finalista en el XIV Premio Internacional de Arte de Montecarlo. Mónaco (1979).
  • Seleccionado en el Salón de las Naciones. Centro Internacional de Arte Contemporáneo. París (1983).
  • Invitado al Salón “British Art in the City”. Londres. (1986).
  • Finalista en el Certamen Andaluz de Bellas Artes de Grabado. Sevilla. (1992).
  • “X Bienal Iberoamericana de Grabado”. Accésit y Medalla Goya de Plata. México. (1996).
Recuerda cómo surgió en él la afición a la pintura, cómo fueron sus principios: “No hay antecedentes artísticos en mi familia. Fue el “efecto Mediterráneo” y, sobre todo, el ver pinturas, reproducciones e ir a copiar cuadros al Museo San Pío V. Cuando salía del Instituto Sorolla iba a la Escuela de Artes y Oficios y allí estaba hasta las nueve de la noche. Más tarde ingresé en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos”.

Es consciente del camino que ha recorrido, pero también sabe que no ha llegado, que aún tiene que continuar con paso firme, sin titubeos. Al recordar sus primeros pasos respira hondo, le veo emocionado, y recuerda que “Fue muy importante para mí el apoyo de mis padres, José Ramos y María Dorado, pues su fe en mí, cuando tenía 12 - 14 años, fue fundamental. Hasta que no te salen las cosas no te das cuenta de lo importante que esto ha sido. Si participas en un concurso y ganas un premio todo es alegría, todo está muy bien, pero otras veces las cosas no salen como esperas, llegas a casa y te invade el desánimo porque el esfuerzo y la ilusión con que has trabajado han sido muy grandes y, sin embargo, no has alcanzado lo que esperabas. Es entonces cuando el apoyo de la familia es vital. Mis padres siempre me animaron, nunca me faltaron sus palabras de ánimo”.

Es inevitable, la conversación oscila entre la pintura y el pueblo, es un continuo y desordenado ir y venir de un tema al otro. Marina, que se mantiene en un segundo plano, siempre encuentra la frase que nos centra en el tema que nos ha reunido. Marina, además de excelente artista, es la musa de nuestro artista. Su rostro aparece “por todas partes”. Unas veces, con un pañuelo que en forma de turbante cubre sus cabellos, otras, la encontramos confundida entre una multitud. Da igual la forma y el lugar, lo importante es que allí está Marina, llenando la obra y la vida de Paco.

La Escuela de Artesanos es el antecedente de la actual Escuela de Artes y Oficios. Cuando dicha Escuela no existía, recibieron clases en este centro artistas tan reputados como Sorolla, Ignacio Pinazo, M. Benedito, C. Pla, …En esta Escuela, hace 11 años, nuestro paisano creó un taller de grabado y, desde entonces, imparte clases de esta técnica en él. Por esto, para que sus magníficos óleos puedan ver la luz, sólo dispone de los fines de semana. Es en estos días cuando se centra en su trabajo, es entonces cuando se dedica, en cuerpo y alma, a dar rienda suelta al artista que lleva dentro.

Nos habla de sus proyectos, entre los que ocupa un lugar preferente la confección de un libro que recoja su creación artística. Una obra en la que se vea su evolución. La maqueta del libro, que todavía es sólo un bosquejo, nos permite ver que se trata de una obra ambiciosa. Será un libro a todo color en el que figurará una amplia muestra de sus incontables obras, desde los más sencillos dibujos de sus inicios hasta los grandes cuadros actuales.
Bueno, para finalizar, le preguntamos: ¿Qué quieres hacer llegar a tus paisanos? Ante esta pregunta, quizás la única que hemos hecho durante las dos horas de charla, Paco se turba. Es un hombre sencillo, que no gusta de honores ni de distinciones “¡Eso es muy fuerte! Yo, ¿qué puedo decir al pueblo? Ante nuestra insistencia, dice “ Que estén orgullosos de su tierra, porque Encinasola es un pueblo bonito, agradable, hay pueblos despersonalizados, pero Encinasola conserva su carácter... Para mí, Encinasola representa mis raíces, me acuerdo mucho del pueblo, a pesar de lo pequeño que era cuando salí de allí. Tengo mucha familia en él... ” Y de forma mecánica, casi sin darse cuenta, comienza a nombrar a sus "titas" Marcelina, Inés, María,... a sus primas María, Amalia (d.e.p.), a Florencio, …la relación se hace inacabable, pues Paco los tiene a todos en su memoria.

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